Cartel reivindicativo contra la defensiva de Orbán durante el Orgullo de Budapest de 2022 | Imagen cedida por Éva Gáti
Por Paula Campos, Ibai Etxebarrieta, Alba García, Ángela Pomares y Paul Stanciu
A la sombra de las próximas elecciones a la Unión Europea (UE), previstas para el 9 de junio de 2024, la polémica postura de Hungría sobre los derechos LGBTQ+ proyecta una larga sombra sobre el futuro de la UE, tanto en términos de cohesión interna como de relaciones exteriores. Esta crónica se adentra en la compleja interacción de las políticas internas de Hungría bajo el mandato del primer ministro Viktor Orbán y sus implicaciones más amplias para la unidad europea y los valores democráticos, tal y como se esclarecen a través de relatos personales.
El 15 de julio de 2021, bajo el gobierno del partido Fidesz-Unión Cívica Húngara, con Viktor Orbán al mando, se modificaron: la Ley de protección de la infancia, la Ley de protección de la familia, la Ley de actividades publicitarias comerciales, la Ley de medios de comunicación y la Ley de educación pública. La modificación común tenía que ver, esencialmente, con la homofobia.
Luis G. Prado, licenciado en Derecho y Ciencia Política, editor y traductor, es el autor de Hungría en tiempos de Orbán y afirma*:* “Lo que sucede en sistemas como el húngaro, que está construyéndose a la imagen del ruso, es que estas leyes no siempre se aplican en su totalidad. Son leyes que se tienen en un cajón y se aplican según toque. Su aplicación, por lo tanto, es arbitraria”.
En las escuelas húngaras, está prohibida la difusión de contenido que se considere que promueve la homosexualidad y la reasignación de género
De esta manera, esta serie de enmiendas, conocidas en los medios de comunicación como la Ley Anti LGBTQ+ de Hungría, prohíben en las escuelas la difusión de contenido que se considere que promueve la homosexualidad y la reasignación de género. También restringen la representación LGBTQ+ en los medios al prohibir dicho contenido en la televisión diurna. Cabe destacar que la homosexualidad es legal. No obstante, no lo es el cambio de sexo, el derecho al género autopercibido, el derecho a adopción, el matrimonio entre personas del mismo género o la donación de sangre.
La legislación húngara contra el colectivo LGBTQ+ bajo el gobierno de Orbán no solo ha marginado a un segmento vulnerable de su población, sino que también ha situado al país en contradicción con los principios fundacionales de la Unión Europea, principios que defienden los derechos humanos y la igualdad. Esta divergencia es emblemática de una fisura ideológica más profunda dentro de la UE, donde el auge de los movimientos nacionalistas y populistas amenaza con remodelar el panorama político y la identidad exterior de la institución europea.
¿Y la Unión Europea? ¿Qué postura tiene acerca de la situación en Hungría? Enrique Anarte, periodista multimedia, argumenta que “la Comisión Europea no tiene el poder legal de ir contra la ley húngara porque esta vaya contra el colectivo LGBTQ+, porque el colectivo no tiene reconocimiento legal a nivel de derecho europeo. Exactamente lo mismo que pasa con el aborto”.
Enrique Anarte, creando contenido para sus redes sociales en una manifestación sobre los derechos de las personas LGTBQ+ | Imagen cedida por Enrique Anarte
Asimismo, Anarte afirma que “la Unión Europea no tiene competencia para reconocer en el ámbito sanitario o en el ámbito legal, para reconocerle a las mujeres u otras personas que se puedan quedar embarazadas, el derecho a la interrupción del embarazo”. Esto, según el periodista especializado en investigaciones sobre el colectivo, “se convierte en una batalla política y la Comisión Europea, en este caso, selecciona una serie de artículos en diferentes directivas o reglamentos o lo que sea que argumenta la Comisión que contravienen la ley húngara”.
Para entender esta batalla, debemos reconocer los agentes que participan en ella. Sin embargo, solo hay uno al mando, con un cargo prácticamente autoritario, y del que democráticamente sería difícil expulsar. Isidre Ambrós, ex corresponsal de información política internacional en La Vanguardia, señala la significativa transformación de la postura política de Viktor Orbán, que ha pasado de ser un socialdemócrata, a un líder más autocrático.
“Cuando pones la radio, ya no puedes escuchar nunca una emisora que no esté a favor del Gobierno”, según Luis G. Prado, politólogo y escritor
Originalmente fundado como un partido liberal en 1988, Fidesz ha evolucionado hacia una ideología más conservadora y nacionalista desde que Orbán asumió el liderazgo en la década de 1990. Una de las características principales de esta transformación ha sido el giro hacia el llamado "orbanismo" o "orbanismo iliberal", que promueve un enfoque autoritario y nacionalista en la política húngara.
G. Prado califica como “la última vuelta de tuerca” a la ley de defensa de la soberanía del actual primer ministro húngaro: “Es una ley que crea una oficina nueva, que tiene amplios poderes de investigación y puede recabar información de todas las administraciones, pero no es una entidad judicial, ni es parte de otras administraciones, es un tipo de organismo flotante”. A la defensa por la soberanía nacional, se le une una promoción por valores tradicionales, una crítica a las instituciones internacionales, y por supuesto, euroescepticismo.
Luis García Prado presentando su libro Crepúsculo en Budapest. Hungría en los tiempos de Orbán | Imagen cedida por Luis García Prado
Para conseguir este nivel de control, Orbán se encargó de no dejar ningún cabo sin atar, atacando al sistema judicial (Ley de Administración de la Justicia, 2011; Ley de la Corte Suprema, 2011), una reforma electoral (Ley electoral de 2011), restricción de medios de comunicación (Ley de Medios de Comunicación, 2010) y control de la sociedad civil (Ley de Organizaciones No Gubernamentales, 2017).
Una censura presente en la sociedad